Mujeres y tecnología forman la extraña pareja del mercado laboral. A pesar de las vías de empleabilidad que ofrece la industria tecnológica, las trabajadoras se encuentran poco representadas en la plantilla de las empresas, lo que ha obligado incluso a los grandes gigantes de Silicon Valley y otros focos tecnológicos de Estados Unidos a replantearse la situación. A preguntarse qué es lo que se está haciendo mal. Y es que, informe de diversidad tras informe de diversidad, queda patente que el empleado tipo de las empresas como Google, Facebook, Twitter, Microsoft, Apple o Intel sigue siendo el varón (y además el varón de raza blanca). Igual de elocuente es que las mujeres ocupen menos puestos de liderazgo, reciban peores ofertas y cobren menos por el mismo empleo.
“La brecha salarial se activa en los primeros años de experiencia laboral con cifras de un 11,5 % entre los empleados, 13 % entre los cuadros medios y sin bajar del 17 % entre los puestos directivos, llegando a veces a superar el 30 %”, cifra en base a datos de 2016 Beatriz Recio, directora de Womantalent y una de las seis mujeres con las que ha hablado Silicon.es sobre la relación que mantiene la tecnología con niñas, chicas que están empezando y trabajadoras adultas. A esa brecha se suma la falta de oportunidades. A menudo las empresas “promocionan a los hombres con una sorprendente facilidad frente a nuestras candidaturas por distintos motivos”, denuncia Recio. Los números hablan solos, desvelando un recrudecimiento de la desigualdad en los últimos tiempos: “la presencia femenina en los puestos directivos cayó de manera drástica durante la crisis, al pasar del 19,5 % al 12,8 %”.
Recio, que dirige una red de profesionales y líderes en femenino observa desde “peores sueldos” y “escasa promoción” al “no reconocimiento de nuestros resultados en la empresa” y la “estigmatización por ser madres” como grandes condicionantes. Ante tal “panorama, las mujeres que podrían llegar, muchas veces abandonan porque no les compensa. Al principio no lo notamos, pero a medida que avanzamos en nuestras carreras el desgaste es enorme y, o no nos dejan llegar o lo dejamos forzadas por las circunstancias”.
Es más, a pesar de que “las mujeres nos hemos ido incorporando a carreras ‘masculinas’ para estudiarlas, incluso para obtener excelentes resultados académicos” y “superiores a los de los hombres en muchos casos”, esto no significa que luego las licenciadas “se incorporen a las empresas”, puntualiza la máxima responsable de Womantalent. De hecho, aunque los porcentajes son de “un 60 % de universitarias frente a un 40 % de hombres, en la incorporación al mercado laboral nos encontramos ya con un 50-50 %, perdiendo un 10% de mujeres que no llegan a entrar en las compañías”.
El asunto de la escasez de mujeres en puestos tecnológicos no se explica sólo por el déficit de talento tecnológico generalizado que afecta a la sociedad. “Aunque es verdad que hay un déficit de talento tecnológico en España y en otras partes del mundo, los problemas de la participación y la incorporación de la mujer en los trabajos de carácter tecnológico son mucho más profundos”, relatan desde la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT) de nuestro país cuando se les pregunta a sus representantes sobre el tema. “Datan de hace mucho tiempo”, inciden tanto María Villarroya Gaudó como Sandra Baldassarri, presidenta y tesorera, respectivamente, de la Junta Directiva de AMIT-Aragón, “y no hay indicadores de que esta situación se esté revertiendo o vaya a cambiar en un futuro próximo”.
El conflicto, “como muchos otros problemas, se inicia cuando las niñas empiezan en el colegio”, confirma María Gómez del Pozuelo, CEO de Womenalia. “Conforme la mujer crece va asimilando una serie de estereotipos que le llevan a rechazar los sectores tecnológicos desde su formación”. El estudio que realizó Science demuestra que las estudiantes, desde edades muy tempranas, van alejándose de aquellas “actividades que piensan que están pensadas para personas realmente inteligentes”, explica la directora ejecutiva de una red social de networking que está orientada a emprendedoras. “Eso es un problema muy grave y el inicio de la brecha: que las niñas comiencen a asociar la habilidad intelectual de alto nivel con los hombres más que con las mujeres”.
La escasez de mujeres en el campo tecnológico “nos pilla con un sistema educativo que parece incapaz de adaptarse” a la propia “evolución de los tiempos, que van muy deprisa”, valora Beatriz Recio. “En este futuro que se avecina no va a haber opción. O estudiamos carreras y habilidades tecnológicas o no vamos a tener nada que hacer en el mercado laboral”. La directora de Womantalent cree que las mujeres terminarán por adoptar el camino tecnológico “sí o sí”. Pero ahora mismo existen motivos “culturales y sociales, que tienen que ver con la desigualdad y el machismo”, que es necesario derribar para dar visibilidad a las mujeres en un campo fuertemente dominado por hombres.
“Hay barreras externas e internas que llevan a niñas con potencial a afrontar con miedos infundados y en ocasiones a descartar los estudios científicos o tecnológicos por falsas creencias, inseguridad inculcada y actitudes que se derivan de sesgos muy injustos”, lamenta Recio. “Desde 2011 se celebra el Día Internacional de las Niñas y las TIC”, algo que sucede cada cuarto jueves de abril “como símbolo de la importancia que tiene que las niñas, que serán las mujeres del futuro, apuesten por la formación tecnológica. Pero no basta con un día”. Atraer a más mujeres hacia la tecnología es una tarea más compleja. “Esto hay que trabajarlo con persistencia desde las escuelas, desde los hogares, con programas educativos igualitarios y sensatos, con sentido común, que respondan a las necesidades de la nueva sociedad y del nuevo mercado”.
Para incorporar más y más trabajadoras al campo tecnológico, Beatriz Recio indica que “los colegios e institutos deben trabajar desde la infancia temas tan importantes como la igualdad, el liderazgo, la gestión de las emociones, la oratoria y habilidades comunicativas, el emprendimiento, el marketing y las nuevas tecnologías”. Estas competencias servirán “como base de todo lo demás”. Es decir, “las matemáticas, la física, la biología, la química… sin quitar peso a la cultura general y el pensamiento”, incide Recio, “con asignaturas que hoy se creen obsoletas pero que no lo son”, llámese “lengua, literatura, latín, filosofía” o “arte”. Para esta ejecutiva “es un grave error creer que esos conocimientos deben dejarse caer en el olvido” cuando se forma a las nuevas generaciones. Toda “esta combinación de conocimientos y habilidades” debería “configurar nuestro sistema educativo para conseguir una sociedad culta, formada, igualitaria y eficaz”.
La CEO de Womenalia coincide en que “lo primero es la educación: derribar las barreras rompiendo estereotipos. Sólo un 26 % del alumnado de ingeniería son alumnas respecto al 74 % de alumnos”, señala. María Gómez del Pozuelo se remite también a datos de la AMIT, que entre los años 2009 y 2014 “denunció que tan sólo el 18 % de los premios científicos en España se concedían a mujeres. Hay que cambiar esa dinámica”, apremia la portavoz de Womenalia, y eso es algo que también se puede hacer con la ayuda de observatorios que recojan “diferentes testimonios de mujeres dentro del panorama STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas)” para analizar “esta situación y los pasos a dar para solucionarla”.
“Cuando de niñas tomamos la decisión de qué carrera profesional desarrollar, tomamos como referencia tanto a familiares o personas cercanas como otros referentes inspiracionales de nuestra sociedad. La mayor parte de estos referentes en el mundo tecnológico son hombres como Mark Zuckerberg, Bill Gates o Steve Jobs. Esto hace que las mujeres no contemplemos estas profesiones como una opción para nosotras”, razona Inés Vázquez, que apuesta por programas de “mentoring” con “mujeres programadoras” que acompañen “a las alumnas en su proceso de crecimiento”, por el coaching en desarrollo profesional y por las prácticas en empresas.
La CEO de ASTI Technologies Group, presidenta de la Comisión de Industria 4.0 y vicepresidenta de Desarrollo de Talento de la Asociación de Empresas de Electrónica, Tecnologías de la Información, Telecomunicaciones y Contenidos Digitales (AMETIC), Verónica Pascual, que a mayores es mentora del proyecto STEM Talent Girl en el que participan, entre otros, Telefónica Open Future, también piensa que la falta de sintonía entre las mujeres y los estudios STEM se debe a que “las niñas comienzan a no apasionarse por estas materias fundamentalmente a partir de los trece y catorce años”, ya sea por “la metodología que se aplica en los centros educativos” o por esa “falta de role models”.
“Tenemos que invertir esa tendencia y hacer que las estudiantes de Secundaria tengan unos referentes que les inviten a decantarse por las ramas de conocimiento STEM, de ahí la importancia de los procesos de mentoring”, declara. Pascual opina que “necesitamos un cambio en la educación desde un modelo de innovación y colaboración abierta en el que participen las compañías, el sistema educativo y los líderes políticos que nos permita formar personas con las competencias y el talento que reclama la transformación digital”. Aquí entra la gestión del talento con masterclasses impartidas por mujeres y sesiones de shadowing en empresas, que permitan “conocer en primera persona el perfil profesional de las mujeres que trabajan en entornos científicos y tecnológicos”.
No en vano, tal y como aprecian las profesoras Baldassarri y Villarroya Gaudó, ahora mismo no se está enseñando a las alumnas “el gran abanico de posibilidades” en “estudio y trabajo que abarca la tecnología. En general, la ingeniería es una gran desconocida”, dicen. “En el mejor de los casos, las niñas y los niños creen que la ingeniería se limita a la construcción de grandes puentes o aviones, a la mecánica o la electrónica, perdiéndose la gran cantidad de aplicaciones que tiene en campos como la salud o la medicina (ingeniería biomédica, cirugía robótica, tecnología asistencial, etc.) y en la vida en general (diseño de productos más seguros, más fiables, más fáciles de usar, nuevas aplicaciones informáticas, nuevas formas de comunicación…). Esta visión más ‘humana’ de la ingeniería” se antoja “muy importante para motivar a las mujeres”.
“Dar una visión más amplia de la tecnología, y demostrar a niños y niñas que la tecnología está a nuestro alrededor y forma parte de gran parte de lo que hacemos a diario”, insisten desde el Departamento de Informática e Ingeniería de Sistemas de la Universidad de Zaragoza, “puede ayudar a que haya más interés en estas áreas que actualmente están teniendo un déficit de talento”. Y esto se conseguiría con charlas en colegios e institutos a cargo de ingenieras y tecnólogas o con jornadas de puertas abiertas en los centros educativos, para que los más pequeños conozcan “modelos y referentes a seguir, al mismo tiempo que ven el amplísimo y maravilloso campo de trabajo que se abre desde las diferentes ramas de la tecnología”.
Por último, no se pueden olvidar los casos que perviven de “diferencias en la educación que se imparte a niños y niñas. Un ejemplo son los juguetes”, expresa Vázquez Ríos, que recuerda que “mayoritariamente a los niños se les motiva a crear y jugar con máquinas, y a las niñas al cuidado de los otros y a la belleza personal. Basta con hacer una búsqueda en Google de ‘juguete niño’ y ‘juguete niña’ para darse cuenta de hasta qué punto esto casi no ha cambiado en los últimos años” remarca. “Además, un estudio realizado recientemente por Google, FECYT y Everis muestra que sólo un 51 % de las niñas piensan que su familia las ve capacitadas para estudiar temas relacionados con las ciencias de la computación, frente al 75 % de los niños. Es por lo tanto, tarea de todos romper con los sesgos y estereotipos aprendidos y educar a las niñas y niños para que puedan desarrollar habilidades asociadas a las tecnología, ya que la tecnología forma parte de nuestra vida, y lo hará cada vez más”.
Si las mujeres no se incorporan a empleos tecnológicos, la propia industria, la propia sociedad, se resentirá. “Hay una carencia general de perfiles tecnológicos y especializados en las nuevas profesiones que demanda el mercado, hasta el punto que se prevé que en 2020, que está a la vuelta de la esquina, habrá varios millones de puestos de trabajo sin cubrir, tanto en España como en Europa”, ilustra Womantalent por medio de Beatriz Recio, lo que “plantea una gran contradicción: habrá millones de vacantes de empleo y al mismo tiempo millones de parados”. Se trata de un “escenario que no se nos había planteado antes y que deja atrás la cuestión de si” los cerebros de las mujeres, “biológicamente, están más orientados a desarrollar capacidades de comunicación y emocionales frente a los cerebros masculinos”, en su caso “situados en el cálculo espacial y matemático y más proclives a carreras científicas y tecnológicas”.
La cuestión es que, “a pesar de que las estimaciones indican que en menos de diez años alrededor del 50 % de los puestos de trabajo serán tecnológicos, si nada cambia, solo uno de cada cinco será ocupado por una mujer, que es el ratio actual de mujeres en puestos tecnológicos”, según cifras que aportan Inés Vázquez y Adalab. Esto es, salvo excepciones. Curiosamente, “en algunos países en los cuales la mujer tiene más problemas para incorporarse al mundo laboral, como por ejemplo en Oriente Medio, hay una proporción bastante más alta en carreras tecnológicas”, de acuerdo con las indagaciones de las profesoras Sandra Baldassarri y María Villarroya, que llegan a la conclusión de que allí “hay menos mujeres que puedan estudiar, pero las que lo hacen están muy convencidas y quieren hacerlo en áreas que les reporte prestigio y una posibilidad clara de trabajo futuro”.
¿Y España? España necesita soluciones. “Vivimos una era apasionante de cambio”, expone Verónica Pascual. “Necesitamos como país una visión estratégica de futuro que nos sitúe como referencia en Europa. Un futuro prometedor, en el que España esté a la vanguardia de la tecnología, con una industria que aporte valor, y en la que esta visión estratégica se despliegue con velocidad, coherencia y consistencia”, sigue la mentora de STEM Talent Girl, que advierte de que “no podemos alcanzar estos objetivos estratégicos sin el talento habilitador adecuado que demanda esta nueva era”, que “no podemos permitirnos prescindir del 50 % del talento en la era de la transformación digital y la Industria 4.0. Son los equipos mixtos, con presencia de hombres y mujeres, los que generan mayor aportación de valor en las compañías de base tecnológica y los que tienen ideas más innovadoras”, subraya. “Y es que la diversidad del talento es un factor clave para afrontar con éxito el desafío de la Cuarta Revolución Industrial”.
“Si vamos en esa línea, es posible que las mujeres tengamos mejores oportunidades y con una formación que obligatoriamente nos va a llevar hacia las carreras STEM a todos, podremos avanzar”, determina la directora de Womantalent. Aunque para eso hay que actuar sin demora. Formar en competencias más técnicas “es un reto que tenemos todos los agentes sociales, públicos y privados”, resuelve Verónica Pascual, “y que tiene que abordarse ya. Mañana será tarde”.
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