Una de las primeras medidas de Donald Trump como presidente ha sido nombrar a Ajit Pai al frente de la FCC, la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos. Pai no concuerda con la declaración como bien público de la banda ancha, tal y como explicamos en la primera parte de este reportaje. Bajo la Administración Obama los servicios de acceso a la banda ancha pasaron a regularse como servicios de telecomunicaciones y la neutralidad de la red quedó protegida en consecuencia. Ahora las dudas sobre lo que puede pasar en los próximos meses son máximas. El internet de dos velocidades, las vías rápidas y el zero-rating acechan.
¿Cómo entender ese internet de dos velocidades que se contrapone al internet neutral? ¿Cómo explicarse las vías rápidas y el zero-rating? ¿Qué razones sustentarían el cambio de legislación? ¿Existe algún argumento que justifique el desajuste entre conexiones? “Nunca, en ninguna situación que no sea de absoluta fuerza mayor, como por ejemplo una situación de emergencia social, es justificable un internet de dos velocidades”, descarta con rotundidad Alfa Sánchez, miembro del grupo de activistas Xnet.
“Bajo justificaciones y salvaguardas muy estrictas, sí pueden existir los llamados ‘servicios especializados’, que se ejecutan en la misma red que el internet normal, pero que necesitan ser tratados de manera diferente, para tener una velocidad o calidad garantizada”, ahonda Sánchez en declaraciones a Silicon.es. Es decir, “si un médico desea utilizar una aplicación de telemedicina para llevar a cabo un procedimiento quirúrgico, la conexión debe tener, evidentemente, para asegurar la vida del paciente, una velocidad y fiabilidad garantizada”. Pero “a pesar de utilizar la misma tecnología que el internet normal, los ‘servicios especializados’ no son internet ni pueden sustituirla, sólo pueden existir si no menoscaban de ninguna manera el resto de internet y si ni suponen simplemente una priorización de un servicio que podría funcionar en el internet normal”.
Para Xnet, en todo caso, el zero-rating no es tan fácilmente defendible. “Es difícil encontrar una situación que justifique su puesta práctica, como bien demuestra el hecho que Ajit Pai haya rápidamente detenido el estudio que se estaba llevando a cabo al respecto en Estados Unidos”. ¿Por qué? Porque “las ofertas de zero-rating suponen dar control a los proveedores de internet sobre la libertad de sus usuarios de elegir qué contenidos quieren visitar en la red y son anticompetitivas”. Alfa Sánchez indica que, “desde nuestro punto de vista, la existencia de una práctica de zero-rating sólo se podría justificar si, por ejemplo, fuera parte de una política para dar acceso a internet a personas desfavorecidas y el acceso se diera a todo internet y no sólo a ciertas partes. Jamás cuando detrás de la oferta está un ISP o una empresa tecnológica en busca de su termination monopoly“.
En la misma línea se expresa Katharina Borchert, Chief Innovation Officer de Mozilla, que también ha respondido a las preguntas de Silicon.es. “Respetamos muchos de los ambiciosos esfuerzos para proveer acceso a internet, pero hemos visto que proveer una versión parcial de internet no proporciona los mismos beneficios sociales, educativos, de género y económicos que proveer acceso a toda la diversidad del internet abierto”, argumenta esta profesional de la industria online. “Hace en torno a un año y medio, Mitchell Baker”, presidenta ejecutiva de la Fundación Mozilla, “empezó a utilizar el término equal-rating para describir un sistema en el que todos los datos se transmiten por el mismo precio, sea ‘cero’ o cualquier otro”, expone Borchert.
“No creemos que haya una única medida para superar las barreras de acceso a un internet abierto”, apunta Katharina Borchert. “Por eso, pedimos a emprendedores, investigadores e innovadores de todo el mundo que hagan frente a este gran reto con su experiencia local y productos y servicios creativos”. De momento ya ha trascendido que “la calidad de las propuestas” sobre equal-rating que se han reunido “ha sido realmente impresionante”. ¿Y qué se puede sacar en claro? ¿Qué alternativas sobresalen como mejores formas de conexión a un internet completamente abierto? Lo sabremos en cuestión de semanas, ya que los ganadores de esta iniciativa que huye de la denominación zero-rating serán anunciados el 29 de marzo.
Detrás del debate sobre la neutralidad de la red se esconde un complejo entramado. Y unas cuantas luchas de poder. “Podríamos decir que la gobernanza de internet es de las estructura más democráticas que hay y en este aspecto internet es -casi- de todos. Sin embargo, la arquitectura física de internet, los cables y antenas, pertenecen a grandes compañías de telecomunicaciones”, distingue el representante de Xnet, Alfa Sánchez. “A su vez, la mayoría de contenidos en internet que sentimos como ‘nuestros’ y que son los que realmente dan valor a internet están en manos de súper empresas tecnológicas que los albergan en sus granjas de servidores de todo el mundo”.
“Unas pocas empresas (como Facebook, Google, Apple, Tencent, Alibaba y Amazon) dominan el sector global de internet”, enumera entregando nombres Denelle Dixon-Thayer, que ejerce de Chief Legal & Business Officer en Mozilla y que también da su punto de vista. “Aunque estas empresas brindan servicios sumamente valiosos a millones de personas, también están consolidando control sobre la comunicación y riqueza humana a un nivel nunca antes visto en la historia”, advierte esta directora jurídica.
El reparto de la gestión y la riqueza entre una minoría se reproduce a nivel móvil. “Pensemos en los smartphones, donde solamente dos empresas, Google (Android) y Apple (iOS), dominan el mercado. Todo, desde el sistema operativo del teléfono a las aplicaciones que se pueden comprar en sus tiendas de aplicaciones, está controlado por estas dos empresas”, recalca Dixon-Thayer. “Y, hablando de aplicaciones, la economía global” de estas aplicaciones que permiten relacionarse con internet de otra forma “está centrada en apenas unos países de altos ingresos”, denuncia la directiva de Mozilla, que calcula que el “95 % del valor viene de apenas 10 países”. Mientras, “las economías emergentes representan solamente el 1 % del valor del mercado de aplicaciones”.
La situación no se queda ahí. “Las adquisiciones de internet que realizan los gigantes tecnológicos alimentan la consolidación”, observa Denelle Dixon-Thayer. “Por ejemplo, Facebook controla la mayor parte del mercado de mensajería en casi todos los países menos en China desde que adquirió WhatsApp e Instagram además de tener su propio Facebook Messenger”. Ahora mismo “los beneficios de un internet descentralizado se están desgastando” por la existencia de actores que actúan como los dueños de internet.
Las fuentes especializadas en neutralidad de la red que ha consultado Silicon.es lo tienen claro: “internet debería ser un servicio público y el acceso debe ser un derecho humano”, repite su idea Alfa Sánchez. “Tal y como hoy en día nos parece -o debería parecer- impensable el que no hubiera una sanidad pública para todos, es cada vez más evidente la injusticia y discriminación que sufre una persona sin acceso a la red, al conocimiento que alberga y a las oportunidades que ofrece”, determina este activista.
“Internet es un valioso recurso público que necesitamos proteger”, sostiene Denelle Dixon-Thayer. “Ésta es justamente la razón por la que hemos empezado a trabajar en el Informe de Salud de Internet”, un proyecto de código abierto para documentar qué está haciendo daño y qué es beneficioso para internet. Y para ver cuál es su futuro. Las previsiones marcan que en 2020 habrá 5.000 millones de internautas. Sabemos que también habrá 20.800 millones de dispositivos conectados en todo el mundo. Pero ahora mismo sólo una minoría de la gente está online. El 58 % de la población, casi 6 de cada 10 personas, ni siquiera puede permitirse una conexión. Además, buena parte de las páginas web están en inglés a pesar de que sólo una cuarta parte de las personas que habitan la Tierra sabe comunicarse en este idioma. Eso por no hablar de las leyes de derechos de autor europeas que impiden compartir imágenes de lugares públicos y emblemáticos, restringiendo libertades y conocimientos.
“Internet ahora es nuestro entorno. Su funcionamiento y su estado de salud tiene un impacto directo en nuestra felicidad, nuestra privacidad, nuestros bolsillos, nuestras economías y nuestras democracias”, evalúa la Chief Legal and Business Officer de Mozilla a la hora de visibilizar la importancia de internet en la vida moderna. Por todos estos motivos, “necesitamos ayudar a la gente a entender cuál es el riesgo y qué podemos hacer”.
Al fin y al cabo, si hay que definir qué es la neutralidad de la red, más allá de su funcionamiento, se puede afirmar que se trata de “un eje central” para la propia “apertura de internet. El internet abierto depende de muchas decisiones tecnológicas y legales para asegurar su vitalidad constante, y las disposiciones sobre neutralidad de la red presentes en la legislación ayudan a preservar esas características”, explica Dixon-Thayer. “En Mozilla”, concluye, “creemos que internet es más poderoso cuando cualquiera puede participar por igual, sin importar su género, sus ingresos o su localización geográfica”. Y para ello hace falta la neutralidad de la red.
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