A fondo: Las consecuencias de desregular el mercado OMV en España (II)
¿Qué supone para consumidores y empresas la desregulación de los operadores móviles virtuales? ¿Está garantizada la competencia? ¿Cómo evitar prácticas restrictivas al modificar la normativa?
Tras algo más de una década de regulación que obligó a los tres operadores con infraestructura de red a dar acceso a un precio razonable a sus competidores, el organismo que vela por el buen funcionamiento del mercado móvil español, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), considera que es hora de cambiar. “A partir del análisis del nivel de competencia en el mercado minorista de comunicaciones móviles y el mercado mayorista de acceso a la redes móviles”, indican fuentes de la Comisión a Silicon.es, este organismo “concluye que la regulación vigente ya no es necesaria”. De ahí que haya notificado la propuesta de desregulación del mercado de operadores móviles virtuales (OMV) tanto al Gobierno patrio como a la Comisión Europea, como se indicaba en la primera parte de este reportaje. Los reguladores lo tienen claro. “El mercado, por sí solo, garantizaría la sostenibilidad de los resultados positivos que se han observado no siendo necesaria una regulación de carácter ex-ante que, con la excepción de España, Noruega y Chipre, no está vigente en ningún país del entorno europeo”, comparan.
Es más, la CNMC descarta que en el futuro “se revierta la situación competitiva actual y que surjan los problemas de competencia que justificaron que en 2006 se regulara el mercado mayorista de acceso a redes móviles”. También desestima esta hipótesis una de las tres compañías de red, Vodafone, con quien hemos hablado para conocer su opinión. Para el operador rojo, la supresión de la regulación no afectará negativamente al mercado español. “Los proyectos que aporten valor al mercado van a seguir desarrollándose como hasta ahora”, aseguran fuentes de Vodafone. “Además, los contratos existentes tienen largos periodos de vigencia, independientemente de la regulación”. Para culminar, la liberalización del mercado OMV no significaría que en años venideros no vaya a haber nadie vigilando lo que se hace a posteriori. La empresa con sede en Londres se hace eco de lo que “el propio regulador ha manifestado” al anunciar su propuesta, que es que “existen mecanismos para intervenir en el caso de que aparezcan conflictos”.
Por su parte, la CNMC ha trazado una radiografía del mercado móvil actual para sustentar sus razones. Se trata, según expone, de un mercado que nada tiene que ver con el que forzó la puesta en marcha de la normativa. “Tenemos poca memoria, pero en 2006 las personas que simplemente hablaban bastante por el móvil tenían con facilidad facturas de 60-80 €/mes”, y “sólo por el móvil”, insisten nuestras fuentes. “Hoy, por esos importes, además de una línea móvil con tarifa plana de voz y bastantes GB de banda ancha móvil, tenemos una conexión FTTH de banda ancha fija, tarifa plana ilimitada de voz fija y televisión de pago”. Los responsables de Competencia hablan de la “consolidación del negocio, tanto de los OMV como del cuarto operador móvil con red”. Entre ese cuarto operador, que es MasMóvil, y los OMV disfrutan hoy por hoy de una cuota de líneas conjunta de algo más del 15 % en el segmento minorista móvil. “A raíz de su adquisición de Yoigo así como Pepemobile” y de “la firma de un contrato con Orange para que este último le preste el servicio de roaming nacional”, MasMóvil disfruta de “una base de clientes importante”, aprecia la CNMC, con “más de 4 millones de líneas móviles”.
El cuarto operador también tendría “capacidad para competir a nivel minorista en sus diferentes vertientes”, sólo en móvil o con productos convergentes, “e incluso capacidad para ofrecer acceso a su red móvil y competir así en el mercado mayorista para OMV”, de acuerdo con las autoridades competentes, que remarcan la “dinámica competitiva” que ha conllevado incluso “importantes cambios de operador móvil anfitrión”. En otro orden de cosas, los precios de acceso que los OMV pagan a en estos momentos “se han reducido. De hecho, los operadores móviles con red tradicionales compiten por captar OMVs ofreciendo condiciones de acceso atractivas, como es el caso de Orange y Telefónica. De lo contrario, su presencia en el mercado mayorista se puede ver mermada, como es el caso de Vodafone”, evalúa Competencia. “Además los OMV han conseguido renovar o renegociar sus acuerdos de acceso y un número importante de estos OMVs disfrutan del acceso a la tecnología 4G”, continúa argumentado el organismo público, que ve enfrente “un segmento que tiene entidad y solidez suficiente”.
Efectos de la desregulación
Xavier Casajoana, presidente de ASOTEM (Asociación Española de Operadores de Telecomunicaciones Empresariales) y CEO de VozTelecom, no espera que se produzcan efectos de forma inmediata, porque “los actuales OMVs tienen contratos vigentes con sus operadores host”, coincide con la CNMC. “Obviamente, el día siguiente a la desregulación nadie va a resolver el contrato de acceso a un OMV. Pero los operadores virtuales ya no van a poder reclamar a la CNMC una acción inmediata si no se les da acceso a elementos necesarios, como el 5G, o si se les ofrecen los servicios a precios irrazonables, que no les permitan competir en el mercado”, reprocha este representante de los operadores de telecomunicaciones especializados en servicios para empresas. Al final, Casajoana prevé “un progresivo deterioro de la capacidad competitiva de los operadores alternativos en sus ofertas”.
El pronóstico de AOTEC (Asociación Nacional de Operadores Locales de Telecomunicaciones) tampoco es muy alentador. Su presidente, Antonio García Vidal, que a mayores dirige la firma de telecomunicaciones Ilorci TV, comenta que “la regulación en España que ahora se va a eliminar es mínima, casi podríamos decir que minúscula, pero a nuestro juicio, imprescindible”. García Vidal remarca que en el pasado “la CNMC no imponía precios. Lo único que obliga la ley es a que el operador de red se siente a negociar con el OMV para darle acceso y que su oferta por acceder a sus antenas de telefonía móvil no fuera abusiva. Punto y final”. A partir de ahí, “la desregulación supondrá que no habrá obligación de atender al OMV y que los precios podrán ser los que considere el operador de red”, determina este miembro del sector. Su opinión es que todo “esto perjudicará la competencia y, por consiguiente, al consumidor, al que desde luego no le favorece una oferta homogénea”. Los usuarios finales, empresas y particulares, “progresivamente van a verse limitados a las ofertas estándar de los grandes operadores” y “privados de servicios a medida, en los que se especializan los operadores medianos y pequeños”, censura Xavier Casajoana, ya sea de forma “local o por tipo de cliente. Y es muy probable que experimenten también subidas de precio, como ya está sucediendo con algunos paquetes de servicios desde 2015”.
García Vidal hace referencia asimismo a “las subidas de tarifas que unilateralmente están anunciando las grandes compañías de telecomunicaciones y que dan pistas sobre lo que puede pasar si no hay alternativas”. Más que pensar en un futuro lejano, el presidente de AOTEC defiende que “el futuro es presente ahora, y tiene un nombre”, el de la “movilidad”. Tanto el internet fijo como la televisión y el resto de productos, “irán vinculados a la oferta de la móvil”, subraya García. “Si esto no está bien vigilado por el regulador corremos el riesgo de volver a un oligopolio cuyos participantes sean los operadores con red móvil propia”. Desde la asociación que dirige el también responsable de Ilorci TV recuerdan que “los OMV aportan variedad a la oferta que recibe el consumidor, dado que muchas de las compañías de telecomunicaciones que los utilizan prestan servicio a sectores concretos de población”. Parte de esos operadores se orienta a “pequeñas y medianas poblaciones”; otro grupo, “a empresas”; y algunas firmas se centran “en ofrecer tarifas internacionales”. Pero “todas son empresas que aportan elementos diferentes a lo que ofrecen las grandes compañías, cuya prestación de servicios es, sin duda, más homogénea”, reitera Antonio García.
El grado de madurez del mercado
La desconfianza de actores como ASOTEM y AOTEC está vinculada a su percepción sobre el nivel de madurez que ha alcanzado el mercado móvil español. Mientras, empresas como Vodafone, el operador con red que ha contestado a las preguntas de Silicon.es, creen que “es un mercado en competencia efectiva”, las asociaciones hacen matizaciones. “Creemos que habría espacio para todos los operadores existentes en la actualidad, el problema es que nuestro proveedor es también un competidor”, indica Antonio García Vidal. “Además, el mercado de las telecomunicaciones está en plena ebullición, no está estable ni maduro: de hecho, en 2016 el sector móvil viraba otra vez a un oligopolio”, reflexiona. “Como consecuencia, los OMV han perdido fuerza y el 2016 ha sido su peor año”. Por su parte, Xavier Casajoana, establece que “un primer requisito para la competencia, necesario pero no suficiente, es que haya competidores que ofrezcan diversos servicios e innoven, y clientes que los contraten. Eso ya existe en nuestro mercado”, afirma. “La oferta es a día de hoy variada y con sentido para que coexistan diferentes tipos de operadores”.
Pero Casajoana considera que “esto no es suficiente”. Dice que “las frecuencias radioeléctricas son un recurso público, y además limitado. Y el Estado no ha establecido ninguna garantía de que todos los operadores puedan hacer uso de éstas, bien adquiriéndolas directamente”, que es algo que “sólo pueden hacer los muy grandes” en estos momentos, “bien a través de un mercado mayorista con acceso indirecto. En otros Estados europeos hay esa garantía. Aquí no”, contrapone. “Y el único apoyo que había para eso, que era la regulación light que se estableció en 2006”, relata, “ahora se suprime”. Aún así el presidente de ASOTEM confía “en la capacidad de todos los operadores, y en particular de los medianos y pequeños, para seguir ofreciendo servicios diversos, innovadores y adaptados a lo que piden los clientes como así ha sido en los últimos años”. Su homólogo en AOTEC destaca que compañías como las de carácter local cuentan con “otras armas que ningún otro operador puede igualar, como son la cercanía y la proximidad con el cliente”, y eso les debería ayudar a mantenerse.
Las fuentes de Vodafone consultadas por Silicon.es determinan que en España “el mercado ha evolucionado adaptándose a las necesidades de los clientes y así tendrá que seguir haciéndolo en el futuro. Ningún operador puede comportarse con independencia de clientes y de la competencia”, advierten, cuando el mercado OMV dejará de regirse por las reglas de los últimos años. ¿Están todos preparados? La CNMC ha concluido que el momento de desregular es ahora. “Desde AOTEC consideramos necesario que se establezca una moratoria hasta que el mercado se asiente y se tenga una foto más estable de la situación sobre la que tomar decisiones”, muestra su discrepancia Antonio García. Si no tuviese que producirse ya, ¿cuándo sería el momento ideal para eliminar la regulación? ¿Y bajo qué condiciones? “Como no está en manos de nadie deshacer la concentración empresarial que se ha producido, entiendo que la única vía para que pudiera suprimirse esta regulación, sin peligro, es que hubiera una garantía legal del acceso de los operadores a las frecuencias, a través del mercado mayorista”, contesta Xavier Casajoana. Así como “en otros países se ha incluido este sistema al adjudicar nuevas frecuencias”, recuerda, “aquí se podrá hacer”, o “se debería hacer”, en el año “2020, cuando se adjudiquen las frecuencias de 700 Mhz del segundo dividendo digital”.
La fórmula para resolver de conflictos
“Pero, mientras vemos si eso sucede o no en 2020, tendremos por delante tres años en los cuales todos los OMV del mercado operarán bajo unos acuerdos comerciales con sus operadores host que podrán ser modificados por éstos”, lamenta Casajoana, “sin vigilancia alguna del regulador”. ¿Cómo se podrá garantizar que no se van a cometer prácticas restrictivas de la competencia si se modifica la normativa? Ésa es una de las grandes quejas que tienen los agentes más críticos con la desregulación. Es la cuestión de fondo. La CNMC ya ha replicado explicando que será posible “mediante la aplicación del Derecho de la Competencia”, de lo que se encargará este organismo público. “Sobre esta base legal, la CNMC tiene la capacidad de detectar prácticas potencialmente restrictivas de la competencia e intervenir en el supuesto de que los operadores móviles con red, por ejemplo, retiraran de forma injustificada el acceso a su red móvil a los OMV o pusieran en práctica estrategias más sofisticadas basadas en una subida de los precios mayoristas de acceso a la red móvil que no permitieran la replicabilidad de sus ofertas minoristas”, barajan las autoridades.
“Asimismo, a partir de las notas e informes relativos al desempeño de los mercados de comunicaciones electrónicas que se elaboran con periodicidad mensual, trimestral y anual y, si fuera necesario, con requerimientos de información específicos, la CNMC está capacitada para”, en primer lugar, “supervisar el desarrollo de la competencia en el mercado minorista de comunicaciones móviles”, alegan fuentes de Competencia. Y, “por tanto, reevaluar sus conclusiones con respecto a la conveniencia de desregular el mercado de OMV en España, en el caso de que detectara un deterioro en la situación competitiva que hiciera necesaria una intervención regulatoria”. Ante esto, la AOTEC sostiene que, “en un mercado liberalizado se van a dar tres elementos: la situación de dominancia de los operadores de red, la reducción del mercado OMV y por tanto su peso en cuanto a negocio para la gran empresa que tiene que facilitar el soporte y, por último, y aunque no dudamos del buen hacer de la CNMC, los plazos de reacción del regulador son largos para un mercado tan dinámico como el de las telecomunicaciones”.
“Si se quiere tener garantías, sólo se puede hacer una cosa: no desregular. Y si se hace, lo que sí que debemos exigir al regulador son herramientas jurídicas rápidas de resolución de conflictos ante los operadores de red, de un máximo de 72 horas, siendo muy generosos”, propone el presidente de AOTEC, “ya que la pequeña empresa no puede asumir unos plazos de resolución de posibles conflictos que se dilaten entre 4 o 7 meses”. El presiente de ASOTEM desconfía de que usando “sólo la normativa general de competencia” las autoridades vayan “a ser capaces de reaccionar ante este tipo de problemas cuando ocurran”. Es más, “sus propios datos, nos dicen que cuando usan esa normativa (la Ley de Defensa de la Competencia) nunca han tardado menos de dos años en resolver una práctica anticompetitiva en telecomunicaciones”, se queja Xavier Casajoana. “Y lo que es quizá más grave, jamás han adoptado ninguna medida provisional que evite que prosiga el abuso mientras se toman su tiempo para analizarlo”.
“Los tiempos de reacción son vitales, y la regulación preventiva tenía esa ventaja, obligaba a una reacción más rápida”, ensalza Casajoana. “Una solución tardía nunca es una buena solución. Y en un mercado tan dinámico como el nuestro, ni siquiera alcanza a ser una solución mínimamente aceptable. Por desgracia, ya hemos visto lo que ha ocurrido cuando los OMVs han solicitado el servicio 4G para sus clientes”, rememora el directivo de ASOTEM y de VozTelecom. Antonio García Vidal, en representación de las compañías que conforman AOTEC, mantiene la misma idea. “Una característica de este sector es que el cliente es capaz de cambiar con facilidad si no obtiene unos servicios de calidad y adecuados a sus necesidades”, argumenta sobre las particularidades del negocio móvil. Esto quiere decir que, “sin una reacción casi inmediata ante un hipotético problema, se puede generar un daño importante a las pequeñas empresas”. Y eso es lo que queda por ver.