Los humanos hemos creado a los robots. Y ahora los robots, cada vez más sofisticados y preparados para realizar tareas que antes corrían a cargo de las personas, tienen todas las papeletas para entrar en la empresa e ir cubriendo puestos de trabajo. Es decir, para sustituir a los humanos. Al menos eso es lo que algunos temen, y lo que otros predicen. Se habla de máquinas que además de asumir cometidos mecánicos y repetitivos son lo suficientemente astutas como para entender el lenguaje natural, analizar datos de diversa procedencia y relacionarse con los demás. Y, por tanto, para reemplazar a sus compañeros humanos con las ventajas de cara al empleador de que no se cansan, no se toman vacaciones, no necesitan dormir ni parar para comer, no se ven afectados en su rendimiento por los sentimientos o los cambios en el estado de ánimo y, en principio, no cobran un sueldo.
Puede que ése sea el futuro al que estamos abocados, aunque no todo está resuelto ya. Hay preguntas en el aire y respuestas por completar ante la llegada de los robots al trabajo. Por ejemplo:
1. ¿Cuándo explotará el fenómeno de los robots en el trabajo? Esto es, ¿cuándo será común ver en la oficina, y más allá de la oficina convencional, a empleados que son máquinas? Dentro de muy poco. Según la empresa española Grupo ADD, dedicada a robótica e inteligencia artificial, en unos dos años, o incluso menos, nos acostumbraremos a ver robots “con aspecto humanoide en todo tipo de establecimientos como restaurantes, tiendas, centros comerciales, clínicas, colegios, gimnasios” y otros entornos de trabajo. Mientras, el Foro Económico Mundial prevé que los robots provocarán la sustitución de 5,1 millones de empleados de cara a 2020. Es más, su previsión especifica que se destruirán 7,1 millones de puestos y sólo se generarán 2 millones.
2. ¿Cuáles son las industrias afectadas por la incorporación laboral de los robots? Los robots comenzarán a ocupar trabajos a distintos niveles. Se trata de una tendencia global que afecta a sectores y a profesiones bien diversas, desde la medicina con sistemas inteligentes capaces de realizar diagnósticos hasta la banca con dispositivos que hablan a los clientes, recibiéndolos en una sucursal o asesorándolos sobre sus finanzas. Aunque hay empleados más susceptibles de ser sustituidos que otros. Es el caso de los obreros en cadenas de montaje, los cajeros de supermercado y los vendedores en general, los carteros, los conductores, los recepcionistas de hotel, los redactores, los niñeros o los soldados. Los chatbots ya se lo están poniendo complicado a los operadores de las centralitas. E incluso los CEOs podrían acabar siendo robots.
3. ¿Cómo evitar perder el trabajo si eres una persona? Si los robots van a llegar de forma inminente a las empresas, y además a empresas de diversa naturaleza, en más de un caso ser perderán empleos entre los trabajadores actuales. Las personas deben empezar a reciclar sus conocimientos, a añadir nuevas competencias a su currículo que les ayuden a recolocarse o a súper especializarse en un campo concreto para convertirse en imprescindibles dentro de su compañía. La educación y la capacidad de adaptación, adelantándose a lo que está por venir, será clave. En todo caso, los expertos suelen sostener que no todo será malo y asistiremos a la generación de nuevos puestos de trabajo, ya sea para diseñar y fabricar los robots, incluyendo al jefe de robótica, o para asumir roles más creativos. Esto es, profesiones que ahora no existen o no están del todo explotadas, y en las que se podrá ahondar cuando se libere a los humanos de los automatismos y éstos dispongan de más tiempo.
4. ¿Puede haber un entendimiento entre robots y humanos? ¿Podemos colaborar? En realidad la cuestión no es si podemos o no podemos hacerlo. Más bien debe orientarse a que el entendimiento es algo que debemos conseguir. Debemos entendernos, porque el de los robots es un fenómeno imparable en el que se están gastando miles de millones. Humanos y máquinas estamos condenados a “colaborar los unos con los otros”, tal y como lo ve la consultora Gartner, que defiende que, “en última instancia, la inteligencia artificial y los seres humanos se diferenciarán entre sí”. Y esto dará margen para la reacción. Mientras los sistemas tendrán éxito “en el tratamiento de problemas que están razonablemente bien definidos y de alcance limitado”, la gente destaca a la hora de “solucionar problemas complejos”.
5. ¿Deben pagar impuestos los robots? El uso de robots por parte de las empresas abre el dilema sobre los salarios y las cotizaciones a la seguridad social. ¿Será sostenible el modelo de prestaciones con la entrada en juego de los robots? Un peso pesado de la industria tecnológica como es Bill Gates propone la creación de un impuesto por parte de los Gobiernos en relación a los robots que reemplazarán a humanos en sus trabajos. De este modo se contaría con dinero para financiar la transición de los desempleados hacia nuevas aventuras profesionales, para no dejarlos en la destacada y también para fomentar el contacto humano. Esta cuestión está en debate. Otros asuntos abiertos son la necesidad de códigos a nivel moral y el apagado de urgencia, además de las obligaciones legales.
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