Una de las cualidades de la tecnología es estar en constante evolución, ofreciendo un mar de nuevas posibilidades a consumidores y empresas. Esa mejoría que no cesa obliga a preocuparse por las últimas tendencias a medida que éstas florecen, a tantearlas sin demora, a estudiarlas a conciencia y a adoptar aquellas que se adaptan a las necesidades de cada uno con mayor exactitud. Obliga a averiguar cuáles son las que ofrecen garantías de éxito. Más allá de cloud computing, Big Data, realidad aumentada, realidad virtual, inteligencia artificial y demás fenómenos en boga que conforman un gran conglomerado TI, un término que está dando que hablar durante los últimos tiempos en relación con el impacto tecnológico en el ámbito corporativo es el de la transformación digital. Se trata de un concepto que en cierto modo encierra el espíritu de toda la efervescencia tecnológica actual. La transformación digital llama al cambio profundo de procesos, productos y servicios para conectar mejor con los clientes y sobrevivir a un mercado cada vez más competitivo.
Pero, ¿sabes cómo asumir esa digitalización? ¿Qué pasos hay que dar para impulsar la transformación digital de los negocios? ¿Cuáles son los trucos a seguir para adaptarse con el máximo rigor al nuevo entorno digital? En Silicon.es os dejamos cinco consejos por los que empezar:
1. Hazte visible. La propia tecnología que sirve para proyectarse hacia el futuro te ayudará a darte a conocer. Usa todas las plataformas que se encuentran hoy en día a tu alcance para comunicarte con el resto del mundo. Es decir, pon en marcha tu propia página, escribe un blog corporativo, abre canales en redes sociales, envía newsletters, graba vídeos, elabora podcasts, aprovecha la mensajería instantánea, implementa chatbots, ofrece información de contacto bien detallada con email incluido… lo que sea para dar el salto al siglo XXI con posibilidad de conexión en cualquier lugar y momento, las 24 horas del día los 7 días de la semana. Porque eso es lo que se demanda. Apuesta por la muticanalidad. Mantente activo. Y, sobre todo, hazlo con cabeza, respetando una estrategia de negocio previa y conforme a nichos y demandas específicas. También es fundamental, de cara a una digitalización real, que pienses en el móvil. Si ya tienes sitio web pero éste no es responsive, ¿a qué estás esperando para modernizarlo? Todos tus recursos de comunicación, tu imagen y tu actividad deben estar preparados para dispositivos móviles como smartphones y tabletas.
2. Rodéate de la gente correcta. La transformación digital no consiste únicamente en integrar tecnología. La tecnología por sí sola no provocará ninguna alteración. La transformación digital sólo tendrá sentido si, además de implementar las últimas tendencias tecnológicas, además de comprar nuevas máquinas e instalar software de vanguardia, aprovechas para rediseñar la forma de trabajar. Si aprovechas para descubrir nuevas formas de pensar sobre el mundo y de relacionarte con clientes, compañeros y socios. Lo que tiene que evolucionar es la organización al completo, de modo que se pueda exprimir la promesa de lo digital. En este sentido, resulta imprescindible formar a los trabajadores en plantilla y fichar talento que impulse el cambio, que lo traiga en el ADN. Aquí destacan los Millennials, chavales que han nacido en plena era digital, motivados por los retos, con habilidades multitarea, a quienes atraen los horarios flexibles y que buscan generar impacto en la sociedad. Esos son rasgos a tener en cuenta de cara a la digitalización. Asimismo, cabe señalar que la transformación digital fracasará si no existe implicación de todos los estamentos de la compañía. Promover el diálogo y asumir lo digital como un objetivo común son ingredientes necesarios de cara a convertir el potencial en algo tangible.
3. Ponte en la piel de tus clientes. A la hora de preparar la cara humana de la transformación digital, no te puedes olvidar de los clientes. Y es que, al fin y al cabo, el cambio nace por y para ellos. Y son ellos precisamente quienes acabarán prolongando la vida de tu empresa o sentenciándola de muerte. Así que una de la primeras cosas que deberías hacer es preocuparte por conocerlos. Pero conocerlos bien. ¿Sabes quiénes son? ¿Responden al mismo perfil? ¿Qué es lo que esperan de ti? ¿Sus niveles de satisfacción son altos? ¿Sueles preguntarles sobre su experiencia? ¿Repiten compra? ¿Tienes un plan B para reconducir la estrategia y atraer clientes en caso de fallar con la estrategia inicial? Cualquier cambio que introduzcas en tu negocio afectará a los consumidores, del mismo modo que los cambios de consumo influyen en las empresas y las fuerzan a buscar alternativas. Algo que ha demostrado funcionar es la personalización de productos, servicios y contenidos. Indaga sobre tu base de adeptos y crea para ellos. Con la cantidad de datos que se generan a día de hoy y las herramientas de analítica que han surgido para trabajar con dichos datos ya no hay excusa que valga. Usa la información que te rodea, yendo desde el dato al conocimiento.
4. Repasa tu presupuesto, ¡e invierte! La transformación no podrá materializarse sin recursos suficientes. Es obvio que cuadrar las cuentas no se distingue por ser la tarea empresarial más sencilla de todas, ni siquiera destaca como la más divertida del lote, pero sí que resulta vital para sostener la actividad de una compañía en el tiempo. E incluso para favorecer que los empleados se dediquen a proyectos que realmente les apasionen. El tema de la financiación, lo bien ajustados que estén los números, es base común para cualquier idea que quiera trascender más allá del papel. La creatividad florecerá sobre finanzas saneadas y generosas que aporten tranquilidad y apoyo para continuar haciendo lo que ya se sabe, pero también para emprender nuevas aventuras. Dado que la transformación digital consiste en gran parte en un cambio cultural, va estrechamente asocia a la innovación. Al desarrollo. A la investigación. Por eso tu compañía tiene que destinar parte del dinero que maneja a I+D, aún a riesgo de perderlo o de no sacar todos los beneficios esperados. Apuesta por el desarrollo tecnológico sin miedo al fracaso. Y opta por automatizar las tareas más rutinarias para liberar recursos y ganar valor añadido.
5. Piensa a largo plazo. El reto de la transformación digital no terminará con la adopción y aprovechamiento de las tecnologías que ya se conocen en este preciso instante. Seguirá reproduciéndose año tras año, década tras década. La tecnología es materia viva. Forma parte de una carrera de fondo y esto significa que la transformación de la empresa debería tomarse como una apuesta de futuro, como algo capaz de generar impacto a largo plazo. Como algo que hay que ir alimentando una y otra vez. Como algo a lo que no se le puede perder la pista, ya que nadie garantiza que los requisitos no vayan a variar. De hecho, variarán. Aunque se vayan implementando pequeños proyectos, todos tienen que guardar coherencia entre sí y responder a un mismo objetivo. Todos tienen que ir acompañados de un seguimiento posterior. El punto en el que termina tu último proyecto es justo el punto de arranque del siguiente. Embarcarse en la transformación digital es asumir el cambio como una propiedad más del negocio, por lo que actualizarse y combatir por el liderazgo es una lucha que no terminará nunca.
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